Tus hijos necesitan sentir que mamá y papá siguen ahí. Juntos, aunque ya no como pareja.

La custodia compartida permite que ambos progenitores mantengan un papel activo en la vida de sus hijos tras la ruptura. No se trata solo de repartir tiempos: se trata de asegurar presencia, estabilidad y afecto en su día a día.

Los tribunales valoran cada vez más esta opción cuando es viable. Pero no hay modelos únicos. Cada familia necesita su propio acuerdo, ajustado a rutinas, colegios, trabajos y realidades distintas. Lo que funciona para unos, puede no servir para otros.

Te ayudamos a entender cómo se regula la custodia compartida, a distribuir tiempos y responsabilidades con sentido común, y a resolver todas esas preguntas que surgen: vacaciones, gastos, mudanzas, comunicación…

El objetivo siempre es el mismo: que tus hijos sigan sintiéndose seguros, queridos y acompañados. Incluso cuando todo ha cambiado.